Hasta hace un tiempo, la llamada “literatura europea” parecía allanar nuestra ignorancia e indiferencia por el lugar donde el género novela nació, con un suministro variado de nombres y títulos para ser memorizados más que leídos.
La obra de Antal Szerb (1901-1945) combinó los mejores elementos de la literatura fantástica y la narrativa realista, sin descuidar una conducta que, de losPrincipia Ethica de George Moore a la Minima moralia de Theodor W. Adorno, resultó absolutamente irreprochable. Elegido presidente de la Academia literaria húngara con apenas 32 años, Szerb ganó una temprana reputación con sus ensayos sobre William Blake y Henrik Ibsen. En 1934 publicó su primera novela, La leyenda de los Pendragon, que narra la experiencia de su vida en Inglaterra. El viajero bajo el resplandor de la luna (1937), su libro más conocido, transcurre por completo en Italia. En 1942 apareció El paraíso opuesto en Hungría bajo el seudónimo de A. H. Redcliff.
A Antal Szerb, como a todos los hombres, de acuerdo con lo que Borges dijo de Juan Crisóstomo Lafinur, “le tocaron malos tiempos en que vivir”. Como a quienes correspondió ser a la vez, y a menudo en el exilio, portadores de una nacionalidad y una religión en conflicto, Szerb descubrió tarde las raíces de su linaje. Y, tras una vida de católico, afrontó con total valentía su destino de judío, en tiempos en que la campaña más despiadada y sangrienta de la historia del siglo XX se llevaba a cabo.